martes, 24 de junio de 2008

BALBOA: DERRUME DE UNA TRAGEDIA ANUNCIADA


Por: Johnson Ortiz Parra

BALBOA, municipio enclavado en un ramal de la cordillera occidental, con una inclinación del 69 por ciento, surgió del empeño de colonos que cansados de transitar hacia Salento, decidieron establecer, a principios del siglo anterior, el campamento el rey, en el sitio que hoy se denomina Balboa.

Y aunque sus antepasados de origen indígena, estuvieron asentados por muchos años en los cuatro puntos cardinales de lo que hoy es Balboa, nada queda de aquel legado que desenterrado de las entrañas del pueblo por quienes trazaron e instalaron el oleoducto que hoy lo atraviesa.

El “saqueo” oficial que hoy anda en varios museos de Bogotá y de España, fue la “puñalada” que segó el patrimonio de una tierra, que hoy se debate en graves problemas de orden social, simplemente porque su escaso presupuesto no da para suplir las necesidades que en materia de salud, asistencia alimentaria, de vivienda y vías tiene en denominado “balcón florido” de Risaralda.

Rodeado de hermosos parajes verdes productivos y con una panorámica envidiable, Balboa se encuentra a 1.619 metros sobre el nivel del Mar. Conformado por gente buena y trabajadora, esta población con muy escasos recursos (3. 600 millones) hace parte de los tres municipios con mayores problemas geológicos del departamento, que incluso para muchos es necesaria aplicar la idea de transladarlo al sector adyacente al Ingenio Risaralda.

Gran parte de su zona urbana se encuentra en zona de riesgo en tres categorías. Su capacidad presupuestal es tan exigua para atender las necesidades de sus habitantes, pese al ingente esfuerzo de su alcalde, Huberto Vásquez, por atender todas las necesidades.

Con solo seis mil 80 habitantes, según el Dane, registra uno de los más altos índices de desempleo, muchos de sus muchachos se gradúan en la modalidad de turismo, pero no hay recursos para implementar la “venta” del servicio, pese a que goza de un excelente y atractivo corredor turístico entre el centro de la población y la vereda Tambores.

Adicionalmente al problema del agua que se "toma" desde el acueducto de Peñas Blancas (Santuario) y cuya red colapsa en cada invierno, tiene otros dos problemas enormes, a los que el gobierno nacional, no ha querido atender porque no hay dolientes políticos de peso pesado que muevan en Bogotá ante los ministros de seguridad social y transportes, las peticiones que los sucesivos alcaldes han elevado.

EL HOSPITAL CRISTO REY SE RUEDA GRADUALMENTE

Construido con aportes de la gobernación, años atrás, el hospital Cristo Rey es una de las preocupaciones que no deja dormir al alcalde Huberto Vásquez, es el traslado del hospital del municipio, hoy ubicado sobre una la franja con alto riesgo de deslizamiento y ya incluido en la Carder y demás organismos, como epicentro de los que podría denominarse una tragedia de un derrumbe ya anunciado.
Y aunque el gobierno local, en cabeza del alcalde Vásquez Vásquez, ha hecho conocer el problema de los parlamentarios risaraldenses nadie, excepto los dos últimos gobernadores, quiere ser doliente de un hospital que podría desaparecer en cualquier momento. “Necesitamos trasladar el hospital a otra zona. La única y más viable, de acuerdo con los estudios, es construirlo en el parque central del pueblo”, dijo Huberto Vásquez. “No tenemos otra alternativa, pero no tenemos los recursos para evitar una tragedia” recalcó el mandatario.

LA CARRETERA SE ESTÁ HUNDIENDO

Y mientras sus habitantes se debaten en problemas económicos propios de la industria caficultora, otras se dedican al rebusque o simplemente viajan a Pereira, Balboa está a punto de quedar aislada del centro del país.
Su única carretera de 53 kilómetros de largo, registra en un tramo de 38 kilómetros, 27 deslizamientos de menor a mayor, y 836 huecos que la hacen intransitable.
En dos de sus tramos antes de llegar a la plaza central, se hundieron. Ya registra 157 centímetros de desnivel respeto a lo que era la vía hace muchos años. Este problema, como el del hospital, ni siquiera aparece en el inventario y menos en las preocupaciones de los ministerios de obras públicas y el ministro de la seguridad social.

Balboa, que ahora trata de implentar un proyecto de emisión de bonos verdes para vender a las naciones de Europa y las industrias del mundo, como esperanza de obtener recursos para construir su hospital y reconstruir su única carretera que la une con el centro del país, llama al gobierno nacional y pone de manifiesto que en Balboa, un día de estos se va a presentar “el derrumbe de una tragedia anunciada”.

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