Palo de sangre es madera del Amazonas, la macana es madera del Chocó y el palo de café es de la región andina. Estos tres tipos de madera son aprovechados, para fabricar lapiceros, por José Mauricio Grajales, un joven pereirano de 29 años de edad, de extracción campesina, quien se define como un reciclador de la madera.
Con madera del Amazonas, del Chocó y de la región andina, José Mauricio Grajales Valencia está fortaleciendo un plan de negocio que tiene ya tres años de existencia: Fabricar lapiceros en madera, elaborados cien por ciento a mano, en la manzana 21 casa 19 del barrio Comunidad Metropolitana, comuna Perla del Otún de Pereira, en donde lo acompaña por estos días Gabriel Ruiz, quien desde su silla de ruedas pule lapiceros y hace los estuches de guadua, donde, de manera elegante, se empacan los lapiceros.
Tratando de sacar adelante su empresa, José Mauricio Grajales Valencia, recibió formación del SENA en el programa Jóvenes Rurales en el corregimiento de Arabia de esta capital, en Artesanías Contemporáneas. Participó en la quinta convocatoria del Fondo Emprender, por el Centro Agropecuario del SENA Risaralda, año 2007 y le aprobaron 35 millones de pesos, los que debe utilizar en la compra de materia prima, herramienta y adecuación de su taller, pago de mano de obra, etc., que le permitirán darle sostenibilidad a su empresa. Los lapiceros en madera tienen por nombre Kabaj, que son las iniciales de sus cinco hijos: Kimberly. Álison, Brando, Melanie y Juan José. Provee dos empleos directos y prefiere trabajar con discapacitados por la responsabilidad y capacidad de concentración que demuestran, según dice. Así como le han hecho pedidos del Acueducto de Tribunas, de Artesanías de Colombia y del mismo SENA, también el emblema de Juan Valdez, personaje insignia del café colombiano, tiene el sello artesanal de Kabaj para que inicie su firme proyección internacional, que bien merecida la tiene.
Con madera del Amazonas, del Chocó y de la región andina, José Mauricio Grajales Valencia está fortaleciendo un plan de negocio que tiene ya tres años de existencia: Fabricar lapiceros en madera, elaborados cien por ciento a mano, en la manzana 21 casa 19 del barrio Comunidad Metropolitana, comuna Perla del Otún de Pereira, en donde lo acompaña por estos días Gabriel Ruiz, quien desde su silla de ruedas pule lapiceros y hace los estuches de guadua, donde, de manera elegante, se empacan los lapiceros.
Tratando de sacar adelante su empresa, José Mauricio Grajales Valencia, recibió formación del SENA en el programa Jóvenes Rurales en el corregimiento de Arabia de esta capital, en Artesanías Contemporáneas. Participó en la quinta convocatoria del Fondo Emprender, por el Centro Agropecuario del SENA Risaralda, año 2007 y le aprobaron 35 millones de pesos, los que debe utilizar en la compra de materia prima, herramienta y adecuación de su taller, pago de mano de obra, etc., que le permitirán darle sostenibilidad a su empresa. Los lapiceros en madera tienen por nombre Kabaj, que son las iniciales de sus cinco hijos: Kimberly. Álison, Brando, Melanie y Juan José. Provee dos empleos directos y prefiere trabajar con discapacitados por la responsabilidad y capacidad de concentración que demuestran, según dice. Así como le han hecho pedidos del Acueducto de Tribunas, de Artesanías de Colombia y del mismo SENA, también el emblema de Juan Valdez, personaje insignia del café colombiano, tiene el sello artesanal de Kabaj para que inicie su firme proyección internacional, que bien merecida la tiene.